¿Te invade alguna de estas emociones? Quizás te sientes…
… Harta
Estás harta de no vivir la vida que quisieras vivir, ya sea porque el cuerpo no te sigue, emocionalmente no acabas de sentirte bien y/o ya no ves el camino por el cual continuar tu vida. Te sientes frustrada, sin energía y sabes que necesitas hacer cambios pero necesitas ayuda para seguir adelante.
… Cansada
“Estoy cansada, no puedo más”…
Escucho esta frase muy seguido, no sólo de la boca de las mujeres con las que trabajo, sino también de mis familiares, mis amigas, compañeras, dependientas que me encuentro en el súper o en una tienda. ¿Qué nos pasa a las mujeres? Evidentemente a cada una nos pasa algo diferente, pero he podido observar algunos patrones que se repiten de unas mujeres a otras. Frecuentemente, las mujeres dedicamos mucha de nuestra energía a los demás. Estamos educadas para cuidar y estar pendientes de nuestras parejas, hijos, familiares, amig@s, etc. El problema no está en querer cuidar nuestras relaciones y nuestros seres queridos, sino no saber cuidarnos a nosotras mismas, no darnos un espacio para saber qué necesitamos y nutrirnos adecuadamente (y no me refiero sólo a la alimentación). Es muy importante para nosotras distinguir y poner límites a lo que damos, porque nuestra energía es mucha pero no eterna y por lo tanto, nos toca administrarla adecuadamente.
Trabajamos fuera, trabajamos en casa y rara vez nos sentimos apoyadas en esta ardua labor. El resultado: el cansancio, la fatiga, hasta llegar al agotamiento que puede generar enfermedades como fatiga crónica, fibromialgia, anemia, depresión, ansiedad, etc.
La solución tiene que ver con tomar consciencia de qué estoy haciendo con mi energía, tomarse a cargo de manera responsable. Esto no es fácil, ya que hacer cambios pasa por enfrentarse a una sociedad que nos impone estos patrones. Además, muchas veces somos nuestras peores enemigas, ya que no nos permitimos cuestionarnos nuestra autoexigencia por miedo a sentirnos culpables y egoistas.
En realidad, la mayoría de las veces estamos haciendo más de la cuenta y podemos equilibrar nuestro autocuidado con el cuidado de los demás, de manera razonable y beneficiosa para todo nuestro sistema. El trabajo terapéutico con el cuerpo también es un factor esencial para recuperar la fuerza y la vitalidad.
… Sola
“Me siento sola, me siento triste”…
Aunque el sentimiento de soledad es una sensación de vacío propio de la existencia humana, muchas veces nos quedamos «enganchadas» a esta sensación. Podemos estar en pareja, en familia o con amig@s y sentirnos solas. La falta de intimidad emocional en las relaciones, el no atrevernos a confesar cómo nos sentimos, o no saberlo expresar, son síntomas de la sociedad en la que vivimos. Creemos que no nos entenderán, que nos mirarán como «bichos raros» o que nos ridiculizarán a causa de nuestras emociones. Estos miedos, vinculados a entornos no favorables a nuestra expresión, nos llevan a ir guardando lo que sentimos hasta el punto de no poder reconocer nuestros sentimientos. Nos encontramos en un vacío, en una tristeza «sin motivo», un «no tener ganas de nada» y solas…
La pérdida de un ser querido, un fracaso, una ruptura familiar o de pareja son también causas de depresión. En estos casos, la soledad, el vacío y la tristeza son sentimientos naturales en respuesta a la pérdida. Tenemos que transitar un duelo que implica sentir dolor. Cuando nos cuesta mucho sostenernos en el dolor, intentamos escapar de él, sin saber que este mecanismo de defensa puede empeorar la situación. En el otro extremo, la creencia de que no podemos seguir viviendo sin esa persona, nos puede desestabilizar completamente, sumiéndonos en una angustia muchas veces insoportable.
En cualquiera de estos casos, el problema está en no saber cómo gestionar el sentimiento de soledad y la tristeza. Es importante ir tomando consciencia de cuáles son las cirscunstancias que hacen sentir sola, expresarse con claridad, soltar las emociones retenidas y hacer los cambios necesarios en nuestra vida para alcanzar el bienestar. Ir poco a poco dejando espacio a que nazcan cosas nuevas…
… Con ansiedad
La ansiedad es una desagradable sensación de no estar en tu sitio, de no sentirte segura en ningún lugar. Es un estado de alerta permanente, como si estuvieras frente a un peligro inminente sin tener la capacidad de protegerte. Muchas veces sientes un «pellizco» en la boca del estómago que no permite una buena respiración, náuseas, mareos, desmayos, inquietud, hipersensibilidad, hormigueos, dolor de barriga, diarreas, temblores, palpitaciones, dolor de cabeza, fatiga, debilidad en las piernas, confusión mental, etc. La lista de síntomas es vasta y propia a cada persona.. Sientes que has perdido el control de tu vida y que rozas la locura.
¿Qué la provoca? Básicamente se trata de un «atasco» emocional, o sea, emociones no digeridas. Puede que tengas demasiados frentes abiertos o alguna situación, conciente o inconciente, con una gran intensidad emocional. A veces sabes que estás pre-ocupada por algo que podría suceder, aunque en el momento presente no esté pasando nada. A veces es algo que te está ocurriendo y no sabes cómo responder y otras veces no tienes ni idea de por qué te sientes tan rara, por lo tanto, no sabes cómo ayudarte. Lo importante es que la ansiedad te está avisando de que algo no va bien. Ya sea por algo conocido o por algo que todavía no conoces, siempre hay una o varias razones para sentirte cómo te sientes. Es el momento de hacerte cargo de la situación, aprovecharla para conocerte mejor y comprender lo que te está haciendo mal.
Una vez el o los temas están identificados, puedes comenzar un proceso de transición hacia el cambio. Cada persona vive de manera diferente las transiciones, pero generalmente cuesta salir de la comodidad para ir hacia algo desconocido. El acompañamiento de un/a profesional puede ser muy importante en la buena resolución del problema, ya que si tienes ansiedad, es que estás afrontando algo difícil o debes hacer frente con una actitud que no conoces. De manera más sencilla, estás frente a algo que «te cuesta».
La psicoterapia corporal es de gran ayuda para la ansiedad porque, por un lado, te sientes acogida tal y como estás, vamos aclarando los asuntos pendientes, los digieres y recuperas la sensación de poder conducir tu vida y, por otro lado, te liberas físicamente de estas sensaciones desagradables, a la vez que aprendes técnicas corporales para gestionar las diversas situaciones que podrían estar provocando la ansiedad. La psicoterapia ayuda a recuperar los recursos internos, por escondidos que estén, con el objetivo de hacerte cargo de la situación con calma y valentía. El vínculo con el/la psicoterapeuta «permite» que estos recursos vayan apareciendo, se reconozcan como propios y se puedan ir soltando los miedos y otras emociones que estaban retenidas, aclarando la visión.
Sentirse acompañada frente a la dificultad es también compartir los miedos y el malestar. Esto alivia, descarga y ayuda a convertir situaciones difíciles en aprendizaje para el bienestar. Vamos caminando juntas hasta encontrar la fuerza y la determinación para ir hacia adelante por el camino elegido.
… No sabes qué hacer con tu vida
Has llegado a un límite y ya no sabes qué hacer con tu vida, no sabes hacia dónde ni cómo ni por qué. Estás bloqueada, no te encuentras bien allí donde estás, pero tampoco te puedes mover. Te puedes sentir perdida, desorientada y frustrada. Estás desesperada o deprimida con esta situación.
No estás a gusto con tu vida, con tu trabajo o estudios, con tu vida sexual, con el lugar que ocupas en el mundo o con tus relaciones. El caso es que no tienes una visión clara hacia dónde quieres ir. Tu creatividad está estancada y ya no te «desatascas» de manera natural.
Bien, este es un buen momento para dejarse acompañar y comenzar a mirarse, identificar el lugar donde te encuentras, acoger tus emociones y revisar tus acciones, en profundidad. También es el momento de conectar partes de tí que han dejado de comunicarse y que probablemente estén en conflicto.
El acompañamiento psicoterapéutico ayuda en este proceso, enfocando y desanudando los obstáculos uno a uno, abordándolos con suavidad y firmeza desde tus propios recursos. La reconexión con la sabiduría de tu cuerpo, tu creatividad, tu esencia y tus más profundos deseos, despeja la mente y libera la intuición, recuperando así la brújula que te volverá a indicar TU camino.
… Te encuentras enferma
En Psicoterapia Psicosomática consideramos que todas las enfermedades tienen, en alguna medida, un componente emocional. Esto no quiere decir que un problema emocional provoque directamente una enfermedad, ya que entonces todo el mundo estaría enfermo. Para que el cuerpo enferme, deben confluir varios factores, tales como la genética, la alimentación, el modo de vida, el entorno y un largo etcétera. Entonces, el componente emocional puede ser uno de los factores que hayan favorecido el desarrollo de una enfermedad o, más bien, impedido al organismo «defenderse» satisfactoriamente.
Más específicamente, una situación sorpresiva y traumática, vivida en soledad y a la que no se ha podido dar solución, puede llegar a provocar, a largo plazo, una enfermedad. El estrés, mantenido en el tiempo, debilita al sistema inmunitario, por lo que puede acabar acarreando problemas de salud. Una enfermedad, vivida con miedo, puede empeorar o provocar otra enfermedad. En fin, más allá de las causas de la enfermedad, la propia enfermedad puede generar un estado psicoemocional negativo para la curación.
La psicoterapia corporal psicosomática puede ser de gran apoyo en el tránsito de una enfermedad. Por un lado, se puede descubrir e integrar el posible componente emocional y, por otro lado, resulta ser un acompañamiento muy preciado para la persona enferma, quién necesita comprensión, empatía y acogimiento.
Si te sientes identificada con alguna o varias de estas emociones, y crees que la ayuda profesional podría aliviarte…
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